Hitler marturbándose y otras formas de arte entendido como shock
Alice Cooper y Salvador Dalí forjaron una alianza que simbolizaba el arte como estado de shock, donde los dictadores podían ser estrellas de rock y las estrellas de rock agentes del mal
Su brazalete con la esvástica lo identifica claramente. El escenario es extraño y parece situarse en algún país nórdico. Hitler está sólo, o casi; podemos verlo sentado en un trineo, del que tiran cuatro ponis, parado en algún punto en concreto, como si hubiera llegado hasta allí por alguna razón que desconocemos. Porque lo único que vemos es un desierto blanco, la densidad de un paisaje de nieve que cubre un horizonte montañoso. En el centro del cuadro, un avergonzado Hitler se masturba a escondidas.
En «Hitler Masturbándose» (1973) Dalí continuaba la tradición que había iniciado en sus tiempos de militancia en el surrealismo, donde el führer, entre tantos otros monstruos del siglo veinte, ejerció una gran influencia sobre su obra. Como definitivo acto nihilista, Hitler perseguía su propia destrucción total. Matar o morir: «Hitler había emprendido toda esa acción wagneriana con la meta inconsciente de perder o morir», aseguró en una entrevista. Encarnaba al masoquista y el delirio terrorista, controlando una puesta en escena que anticiparía el espectáculo total de los conciertos de rock […].